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martes, 29 de abril de 2014

Descansar.



Pasa a menudo que cuanto uno más duerme, más sueño tiene. Y pasa a menudo que uno cuanto más se aleja de una realidad, la que sea, menos necesidad tiene de formar parte de esa realidad.

            Evidentemente eso no quiere decir que uno deje de formar parte de esa realidad, ni quiere decir que ese alejamiento sea permanente, igual que uno no duerme permanentemente salvo cuando ya no le queda vida. Pero a mí aún me queda vida, mucha vida (no sé si en el tiempo, pero sí en la calidad y en las ganas de vivirla) y me quedan sueños. Algunos de esos sueños son sueños que me acompañan desde hace mucho tiempo; otros fueron sueños que me acompañaron y fui abandonando (o me fueron abandonando ellos a mí, no lo sé) y, por último, otros fueron naciéndome y haciéndose un sitio a medida que otros se caían.

            En un mundillo como el BDSM las emociones son a menudo bastante fuertes. Además, a menudo no sabemos del todo bien cómo responder a emociones que no conocíamos y, tanto dentro del BDSM como fuera, no siempre es fácil gestionar las propias emociones y los propios sentimientos. Eso por no hablar de que nuestras emociones y nuestros sentimientos entran en diálogo (armonioso o conflictivo, o ambas cosas a la vez) con las emociones y los sentimientos de otras personas. Emociones y sentimientos que ni podemos gestionar nosotros, ni a nosotros nos corresponde gestionar.

En cualquier caso, lo cierto es que todo este vaivén emocional genera a veces estrés y agotamiento. A veces el agotamiento llega cuado pasa el estrés (cuando estamos con el subidón que produce el estrés no nos damos cuenta del agotamiento), y cuando uno puede analizar el recorrido con más calma, más en silencio o, mejor dicho, en un diálogo más íntimo con uno mismo, entonces es cuando llega el cansancio. Un agotamiento emocional que nos lleva a una suerte de inactividad pasiva ante nosotros mismos. Una tristeza nos embarga y no sabemos qué queremos.

Es el tiempo, entonces, para tomarse un descanso, porque siempre se puede tomar un descanso de todo, menos de la vida que siempre sigue y sigue. Este tipo de descansos son interesantes porque no son periodos de descanso, propiamente dicho. Es decir, uno sabe cuándo los empieza, pero no cuándo los acaba. Y lo que es más importante, aunque lo llamemos descanso, en realidad la intención no es realmente descansar, sino trabajar, pero no fuera, sino dentro.

Trabajar en uno mismo. Olvidarse del resto de la comunidad y pensar en qué es lo que quiere uno mismo, no ya desde los prismas del BDSM, de lo que debe o no debe querer un sumiso... (¡y es que tantas veces se nos indica qué deberíamos querer y tan pocas se nos pregunta qué queremos realmente!).

Y al contrario de un periodo de descanso, en estos descansos no sólo no se sabe cuándo se vuelve, sino que no se sabe a ciencia cierta si se vuelve o, de volver, en qué condiciones y cómo se vuelve. Porque cuando uno se va de vacaciones vuelve al trabajo exactamente en el mismo punto en el que lo dejó, pero no es el caso, lo esperable y lo deseable es que si se vuelve, se haga desde otro punto, que para eso uno necesita este tiempo.

Y en este momento yo me voy de descanso. Estaré fuera posiblemente unos meses, no sé cuánto tiempo. Eso supone que no estaré en ningún tipo de red social, ni presencial ni cibernética.

Quiero agradecer a todas las personas que me hicieron pasar momentos más que agradables desde que empecé mi andadura en el BDSM hasta ahora. Quizá, a la vuelta de este descanso, pueda deciros si fue, o no, productivo este periodo nuevo de reflexión que se abre.

Obviamente este blog quedará suspendido mientras dure este periodo de descanso.

Un abrazo.